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domingo, abril 28, 2024

Los rugbiers volvieron a Melchor Romero pero dónde irán en los próximos días

El Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) alojó durante los últimos tres años a los acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa en pabellones propios, lejos de otros detenidos, con recreos donde no se cruzan con otros internos y horarios de visita exclusivos para sus familiares, atendidos por psicólogos y leyendo libros de sagas de fantasía como Game of Thrones.

Lo que vivieron en la Alcaldía N°3 de Melchor Romero y la Unidad N°6 de Dolores no puede llamarse un encierro VIP. Las condiciones edilicias son las mismas que en cualquier otra cárcel.

El RIF, resguardo de integridad física, es un dispositivo para evitar ataques, en este caso de detenidos que buscan hacer su fama hiriendo a otro preso de más fama, una constante en la vida tumbera.

El SPB es, básicamente, el responsable final de sus vidas y su seguridad. Nadie querría un escándalo de esta magnitud, lo que mantuvo a los rugbiers seguros en todo este tiempo.

“Se quedan provisoriamente en Melchor Romero hasta que se defina el destino carcelario. La cárcel conlleva celda, pabellón, escuela, talleres, iglesia, campo de deportes, encuentro familiar, visitas; un montón de cosas que en la alcaidía no tiene, ya que están encerrados todo el día y solo salen al recreo”, explicaron las fuentes consultadas.

Y añadieron: “Pueden quedarse algunos días, semanas o un mes. Están evaluando a dónde enviarlos, si van juntos o separados, de a dos, de a cuatro… Pero sí o sí van a alguna cárcel”. Así, tras ser asignados a otros penales, entrarán en una realidad carcelaria totalmente distinta.

El resguardo de integridad física podrá ser mantenido, pero en base a sus penas, podrán ser separados y enviados a distintos penales, donde se encontrarán con el principal problema del SPB: el hacinamiento y la sobrepoblación.

Las cárceles bonaerenses tienen una capacidad nominal para cerca de 30 mil detenidos. Hoy, superan los 52 mil, de acuerdo a datos oficiales.

El penal de Campana, el más cercano a Zárate, sería el más idóneo para encerrarlos: la cercanía a las familias es un criterio que suele primar. Lo que ocurre en la práctica es otra cosa.

Hoy, Campana se encuentra hacinado. Los rugbiers podrían ser alejados de sus familias, alojados en cárceles del interior bonaerense profundo, en unidades donde suele haber un 90 por ciento de detenidos de otras jurisdiccione

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