Después de dos años de espera llega la temporada final de La casa de papel. Los atracadores nuevamente se encuentran sin brújula e intentan sobrevivir luego de que el plan resultara ser no tan perfecto.
La inspectora Sierra (Najwa Nimri) ya lo dijo en los últimos minutos de la temporada anterior: “Jaque mate, profesor”. Y así, con esa declaración de triunfo, la expolicía parece dispuesta a todo para recuperar su honor.
Con un poco de delay, por la pandemia del coronavirus y las demoras que acarrearon las medidas de asilamiento, los primeros cinco capítulos de la serie más exitosa de habla hispana de Netflix se estrenaron hoy.
En esos primeros minutos la premisa de su creador Álex Pina fue muy clara: “Decidimos trabajar en un género bélico extremo y colocar a La Banda contra las cuerdas”.
La vertiginosidad y la cadena de sucesos no dejan dudas: esta entrega -que dividió su estreno en dos partes: recién en diciembre se podrá ver los cinco capítulos finales- arranca con tiros, heridos, oficinistas devenidos en guerrilleros y, por primera vez, con el cerebro que todo lo prevé sin respuesta.
(Nota de la redacción: a partir de aqui hay spoliers)
Militares, rehenes que se armaron y que intentan escapar, un profesor atrapado en su propio cuartel, la última temporada de la serie de Pina no comenzó mejor de lo que terminó. La banda no parece estar pasando por su mejor momento en medio del atraco al Banco de España.
Sin la cabeza del equipo, los atracadores intentan encontrar una salida, pero justo en el peor momento las cosas se ponen aún más complicadas. Sin un plan B, con las fuerzas militares a punto de irrumpir en el lugar, Tokio, Lisboa, Río, Denver, Estocolmo, Helsinki, Bogotá, Manila y Palermo se ven forzados a armarse y ser parte de un tiroteo, que más que a atraco, huele a guerra.
La acción está presente desde los primeros minutos del final de esta ficción que, después de cinco temporadas, está lista para terminar.
Los planes no salieron bien para el Profesor (Álvaro Morte) en las dos últimas entregas de la serie. Primero pensó que Lisboa (Itziar Ituño) había muerto tras ser atrapada mientras comandaban la operación desde un motorhome.
Tras descubrir que en realidad seguía con vida y lograr rescatarla antes de que fuera condenada a prisión, el plan siguió su curso: en un operativo impactante, la exinspectora Murillo hizo su ingreso triunfal desde un helicóptero al banco, donde sus compañeros llevaban más de 100 días pertrechados.
La adrenalina no permitió que el Profesor escuchara los pasos y justo cuando todo parecía reacomodarse y la muerte de Nairobi dolía un poco menos, la inspectora Sierra, a punto de parir, apareció armada y con ganas de venganza.
Otro revés para la cabeza de equipo. Encadenado, el Profesor no logró desarmar a su enemiga. El barco empezaba a hundirse y como en el final del primer atraco, los robin hoods de mameluco quedaron en un limbo sin noticias de afuera y con rehenes cansados.