Claudia Cogo es una artista plástica argentina nacida en Avellaneda que ha sabido hacer un camino estrecho y vertiginoso en el mundo del Arte.
En su vida hay marcas tanto laborales como personales que la han conducido a emigrar a países como Estados Unidos y México a continuar su trabajo lejos de su país de origen.
El sábado 19 de marzo habrá una muestra retrospectiva de ella a las 14:00 en la inauguración del multiespacio cultural Casa Saldias ubicado en Adolfo Saldías 273 en Morón, Pcia. de Buenos Aires.
Su paso por México, Estados Unidos y otros países le han supuesto una serie de desafíos constantes de reconstrucción interna y de readaptación cultural de gran presupuesto emocional y económico.
Que le han servido para posicionarse artistícamente en un terreno de auténtica sensibilidad frente a una creciente industria capitalista del Arte, que delimita hasta el día de hoy, la individualidad espiritual de los/as artistas.
En otras palabras, Claudia Cogo ha sabido capitalizar los contextos socioculturales y emocionales que tuvo como emigrante para expresarse artísticamente.
Se pueden enumerar casos tanto formalmente técnicos como casos profundamente temáticos. Un ejemplo de esto primero es la técnica usada en su serie de pinturas Mil Jardines, que fue fuertemente inspirada en los colores del Caribe.
Y un ejemplo del segundo caso, es la experiencia que tuvo que atravesar al ser separada de su marido debido al rechazo de su visa en Estados Unidos.
La vivencia de su extrema soledad al emigrar a México para recomponer su situación personal es transmitida en varias de sus pinturas que componen su serie La trama.
La sensación de estar a la deriva, de sentir el peso inaguantable de estar consigo misma es el principal tema de varias de esas pinturas que componen esta serie.
Pero Claudia nunca se queda a la deriva por completo, todo lo contrario. Finalmente puede establecerse en ese país limítrofe de Estados Unidos, abrir una galería de arte y terminar enamorando profundamente a la cultura mexicana, que al principio se mostraba reacia aceptarla.
Hoy en día hay un amor recíproco por parte de los dos y Claudia entiende gracias al cúmulo de todas esas experiencias que la única forma de comprender y entender estos países es ubicándonos por un tiempo, al igual como hace la ciencia de la Antropología para entender las complejas interacciones que supone un fenómeno como es La Cultura Humana.
Ella es merecedora de ser reconocida como una auténtica artista gracias a esta gran capacidad suya.
En esta lucha constante por reconocer el valor de la belleza en una época compleja de grandes medios masivos de comunicación y donde la industria manufactura el arte como productos de mercado y no como auténticas piezas que signifiquen un verdadero sentido de la existencia humana; emerge la figura de esta particular de mujer.
Una embajadora cultural de una tierna sensibilidad emotiva y conmovedora, que se desnuda emocionalmente en sus obras.