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lunes, abril 29, 2024

1973: Golpe en Chile, la misma mirada, dos realidades

Por Roberto Blanco Macor, especial para FM La Marea

Los setenta tuvieron una impronta de movimientos revolucionarios y agitación política que marcaron su peso en la historia con el sello de luchas ideológicas, que por la fuerza de su tiempo tenían huella de sangre y muerte.

El anunciado golpe a Salvador Allende, que tal vez comenzó a tomar forma el día siguiente al presidente de la Unión Popular asumió tras ganar democráticamente las elecciones de 1970, tenía por aquellos días de septiembre de 1973, día y hora ya firmada, un anuncio similar al que ocurriría en la Argentina tres años después.

Si bien los acontecimientos eran seguidos con atención y de cerca por quienes desde este lado de la cordillera apoyaban al Gobierno legítimo de Chile, por aquí no era tiempos fáciles.

Con un gobierno de transición, tras la renuncia en julio del Héctor J. Cámpora, comandado por Raúl Lastiri, se vivían días de efervencia política con las nuevas elecciones generales a la vista, previstas para el 23 de septiembre.

La fórmula del Frejuli, Juan Domingo Perón-Isabel Perón, generaba expectativas y proyectaba la victoria del campo popular, a pesar de las dudas que generaba la construcción política del frente y la edad del líder del Justicialismo.

Mientras Perón por esos días se reunía con algunas de las fuerzas armadas de izquierda, como Montoneros y FAR (7 de septiembre), y pedía un encuentro con la Juventud Peronista para alinear a los “chicos rebeldes”, las acciones de algunos grupos subversivos no cesaban.

El ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) atacó la madrugada del 6 de septiembre el Comando de Sanidad en el barrio de Parque Patricios, matando a un Teniente Coronel.

En ese clima, dos días después el propio ERP liberó a Bernardo Sofovich, uno de los hombres fuertes del Grupo Clarín a quien había secuestrado a cambio de dinero y de la publicación de tres solicitadas.

Una de ellas se publicó en tapa del diario justo ese jueves 11 de septiembre, mientras en Santiago de Chile, las bombas caían sobre el Palacio de la Moneda.

En esa extensa solicitada, el grupo guerrillero fijaba posición sobre lo sucedido desde el triunfo de Cámpora en marzo de ese año hasta la fecha, reunificaba la lucha armada y pedía que se votará a la fórmula del peronismo en las próximas elecciones.

Mientras un importante grupo de jóvenes militantes se congregó en la tarde de aquel 11 de septiembre de 1973 en las veredas de la embajada de Chile, en la calle Tagle y Libertador, y cantaban su grito de guerra: “Hermanos chilenos, no bajen las banderas, que aquí estamos dispuestos cruzar la cordillera”, la vida del país seguía su ritmo habitual.

Acostumbrados a la violencia diaria y las especulaciones políticas, la gente palpitaba las buenas actuaciones de la selección argentina, que, dirigida por Enrique Omar Sívori, había iniciado con una goleada ante Bolivia 4 a 0, en la Bombonera (9 de septiembre), su sueño de llegar al Mundial de Alemania 1974, y viajaba a Asunción para enfrentar al rival más difícil de su grupo: Paraguay.

Los jóvenes tenían tiempo para comenzar a conseguir y pasarse de mano en mano el nuevo disco de Sui Generis, “Confesiones de Invierno”, que a fines de agosto había salido al mercado y se había convertido en un boom de ventas.

Al tiempo que lo seguidores de Luis Alberto Spinetta digerían la separación de Pescado Rabioso, se corría el rumor que estaba a punto de salir un nuevo disco del flaco: nadie podía imaginar que sería “Artaud”, tal vez el mejor álbum de la historia del rock nacional.

Y el tango que necesitaba aires nuevos lo tuvo a Rubén Juárez que ese año con su voz y perfil de figura en ascenso grabó un inolvidable álbum, “Viejos tangos”, lleno de grandes clásicos, con arreglos del maestro Armando Pontier.

La Argentina, fiel a la posición que había construido Perón lejos de los imperialismos, era protagonista en esos días de las reuniones de los No Alineados, donde la representación del país estaba a cargo de López Rega.

De noticiero a noticiero, sin canales dedicados 14hs del día a esos temas, los argentinos no se perdían los capítulos de la segunda temporada de “Rolando Rivas, Taxistas”, ahora con Nora Cárpena y la revelación del niño Marcelo Marcote, y de la telecomedia “Gorosito y Sra” con Santiago Bal y Susana Brunetti o “Porcelandia” donde Guy Williams, “El Zorro”. y el Sargento García estaban invitados.

Las noticias en Chile eran cada vez más duras en la previa al Golpe con 140 mil negocios cerrados por 48 horas( 9 de septiembre) y esa noche millones de argentinos de sentaron frente a la TV en blanco negro para ver si el bahiense Carlos María Giménez podía vencer a Antonio Cervantes, el “Kid Pambele” que había humillado meses antes a nuestro Nicolino Locche. No lo logró.

Las informaciones sobre fusilamientos masivos y detenciones en Chile eran tapa de los diarios argentinos, y los jóvenes que quería cruzar la cordillera no pudieron hacerlo.

Ese olor a muerte que cruzaba la cordillera se discutió poco por aquí… Todavía eran tiempos una primavera y pocos imaginaban que por estos lados algo así pudiese pasar si, al fin y al cabo, la Democracia estaba a punto de tener una gran victoria.

¿Qué podría salir mal?

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