Gustavo Martínez, ex pareja de Ricardo Fort (1968-2013) y tutor de sus dos hijos, Martita y Felipe, murió este miércoles al caerse del balcón de su departamento en el barrio porteño de Belgrano. Los investigadores creen que se trató de un suicidio.
La Policía llegó hasta Sucre al 1900 a las 4.15 de la madrugada tras recibir una llamada al 911 del personal de seguridad de la garita de la cuadra que vio caer una persona del balcón del edificio.
Una vez allí, constataron que el hombre que se había caído del piso 21 del edificio se trataba de Gustavo Martínez, ex pareja de Fort, quien se había hecho cargo de la tenencia de los hijos del ex animador fallecido en 2013. Personal del SAME lo trasladó de urgencia, pero ya no tenía signos de vida.
Consultado por los investigadores, Felipe Fort, el hijo del empresario, afirmó que Martínez hace días se encontraba deprimido y había manifestado que quería quitarse la vida arrojándose del balcón.
De acuerdo al adolescente, quien no pudo confirmar si su tutor se encontraba bajo algún tratamiento psicológico o psiquiátrico, uno de los motivos que lo angustiaban a Martínez era su cumpleaños y el de su hermana melliza, quienes el próximo 25 de febrero cumplirán su mayoría de edad.
En la causa interviene la Fiscalía Nacional Criminal y Correccional Número 59, a cargo de la doctora Laura Belloqui, y se dispuso darle intervención a una brigada de la División Homicidios para esclarecer el hecho bajo la carátula de “Causales de Muerte”.
Hasta el momento, la Policía de la Ciudad confirmó que en el lugar no se observaron signos de violencia ni desorden y que la red protectora del balcón estaba cortada.
Al salir del departamento de la calle Sucre este miércoles a la mañana, el abogado de la familia Fort e íntimo amigo del fallecido mediático, César Carozza, habló con los periodistas que se agolpaban en la vereda en busca de alguna declaración y aseguró que la muerte de Gustavo fue un suicidio.
“¡¡Está confirmado absolutamente!!”, comenzó diciendo. Y ante la pregunta de un cronista acerca de posibles sospechas de alguien que pudiera haberlo instigado a cometer semejante acto, el letrado respondió: “No, no, en absoluto”.
“(Si estaba deprimido) son cuestiones de la familia que en su momento hablaremos, me están esperando, me tengo que ir…”, intentó Carozza despedirse de la prensa para ir hasta la Comisaría de la zona a continuar haciendo trámites. Pero las preguntas no cesaban.