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jueves, marzo 28, 2024

Inflación: el plan “cuatro anclas” que ensaya el Gobierno

Alberto Fernández definió el aumento de tarifas de luz, gas y transporte, y dio por terminada una puja interna. Martín Guzmán aceptó la decisión presidencial. ¿Cómo queda?

Carlos Melconian lo llamó “berretolandia”. Martín Redrado, “lo vamos viendo”. El plan del Gobierno intenta ahora ahora redefinirse como el “cuatro anclas”. La canción es la misma pero la pandemia multiplica la incertidumbre hasta fin de año.

El aspecto más novedoso de esta estrategia fue definido por el presidente Alberto Fernández en el fin de semana: las tarifas de luz, gas y transporte seguirán “planchadas” luego de un único aumento de 9% hasta después de las elecciones.

“Hemos fijado un aumento de 9% y punto”, dijo el presidente dando por finalizada, además, la puja entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, que quería una suba de 15% y desplazar al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, que hizo prevalecer su punto de vista al postular un aumento tarifario para el año inferior a los dos dígitos.

Moderar el aumento de las tarifas, además de ser el “ancla N°4” en el plan oficial en el intento de moderar la inflación, tiene el obvio objetivo de no golpear más el bolsillo de la gente con la mirada puesta en las elecciones de fin de año.

Más allá del momento dramático que se vive por la segunda ola de la pandemia, el kirchnerismo mantiene la mirada atenta sobre el conjunto de medidas que pueden beneficiarlo en las elecciones y más aún ante la posibilidad de que se diluya uno de los objetivos centrales para este año: que la suba de los salarios le gane al costo de vida.

El ministro Martín Guzmán está apuntado por el kirchnerismo duro. Foto Víctor Sokolowicz

El ministro Martín Guzmán está apuntado por el kirchnerismo duro. Foto Víctor Sokolowicz

La suba de precios del primer cuatrimestre del año es inquietante. El índice de precios al consumidor acumula 17,6% y se acerca a subir 29% en el primer semestre que es la pauta que el gobierno fijó para la totalidad de 2021.

Desde octubre la inflación promedio es del 4% mensual, que marca un ritmo anualizado del 60%.

Los pronósticos de los economistas apuntan a una suba de entre 40% y 50% en el año a pesar de que el Gobierno ya arrancó con el plan “cuatro anclas” y que a la desesperada toma medidas, como la prohibición de exportar carne para evitar la suba en las carnicerías a pesar de considerar que le será difícil sostener ese esquema por mucho tiempo.

Según el relevamiento de precios minoristas de la consultora EcoGo, de Marina Dal Poggetto, el rubro alimentos y bebidas “en la segunda semana de mayo presentó un incremento del 4,2% contra la segunda semana de abril”.

La prohibición de exportar carne, una medida del Gobierno para intentar contener la suba de precios. Foto Orlando Pelichotti / Los Andes

La prohibición de exportar carne, una medida del Gobierno para intentar contener la suba de precios. Foto Orlando Pelichotti / Los Andes

Ante esos resultados, el Gobierno reforzará el esquema de cuatro anclas antinflacionarias basado en lo siguiente:

Ancla 1atrasar el dólar oficial frente a la inflación, como lo viene haciendo en forma pronunciada en los últimos 60 días. El dólar oficial mayorista, que está en $94,27, subió sólo un 1% en los últimos 30 días.

La fuerte liquidación de dólares de las exportaciones de soja y maíz, impulsada por los altos precios internacionales (la soja llegó a los US$600 y ahora está en baja), reforzó las reservas del Banco Central.

Las reservas “netas” ya están en US$6.000 millones y se estima que podrían subir a US$8.000 millones en julio.

Con el dólar atado y más reservas, el Gobierno apuesta a tranquilizar los precios de los alimentos que se exportan, pero también ensaya aventuras políticas.

Aun cuando la brecha cambiaria (entre el dólar oficial y el libre) es alta y supera el 70%, al estar estabilizada permite que el kirchnerismo pontifique sobre cómo debe ser la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y a qué se deben destinar US$4.500 millones que le corresponden a la Argentina por ser miembro del organismo que todavía no llegaron.

El dólar quieto y tendiendo al atraso siempre envalentona a la política, pero la inflación en medio de la pandemia llevó al Gobierno a echar mano a más anclas.

Ancla 2: las tarifas de luz, gas y transporte están congeladas desde hace dos años, y su contracara es el aumento de los subsidios que el ministro Guzmán buscó bajar para la construcción de lo que él denomina un sendero fiscal que permita dar señales de tender al equilibrio de las cuentas públicas.

Guzmán perdió la puja para desplazar a Basualdo y el Presidente fue terminante: la suba de las tarifas no llegará al 10% dando por terminada las diferencias. Nadie renuncia, los dos siguen en el gobierno, el subsecretario fortalecido por el apoyo de La Cámpora y la vicepresidenta Cristina Kirchner, y Guzmán con la misión delicada de acordar con el Club de París para que no declare un default y con el FMI aun cuando su poder haya sido limado.

Anclas 3 y 4: también son difíciles de sobrellevar y se explican porque tanto los salarios como las jubilaciones van camino a perder este año la carrera contra la inflación.

Los salarios van camino a perder este año la carrera contra los aumentos de precios de los alimentos.

Los salarios van camino a perder este año la carrera contra los aumentos de precios de los alimentos.

El Gobierno se proponía mejorar el poder de compra, pero la inflación perforó los bolsillos.

Los salarios y las jubilaciones vienen perdiendo desde el segundo semestre de 2020 contra la inflación promedio.

Según los cálculos del periodista Ismael Bermúdez publicados en Clarín, a marzo los salarios y las jubilaciones perdieron en un año 10 puntos frente a la inflación y 12/13 puntos respecto a la canasta de alimentos básicos.

No es la primera vez que un gobierno recurre a ponerle el pie encima a estas cuatro variables clave de la economía en el intento de bajar la inflación. El problema es que sin un plan que las abarque y las ordene, sería adoptar la vieja metáfora de mandar de a uno a los soldados al frente de batalla.

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