Murió Carlitos Balá a los 97 años, el animador infantil que atravesó generaciones y se grabó a fuego en la cultura popular argentina.
El humorista estaba internado en el Sanatorio Güemes y sufrió complicaciones durante la madrugada.
La familia le confirmó será velado en la legislatura porteña.
Su estilo combinaba la picardía con el humor más inteligente de todos: el absurdo. Ingenuo y creativo, encontró la forma de sacarle una sonrisa a millones.
Incluso, logró que latiguillos suyos como “¿un gestito de idea?” y “un kilo y dos pancitos” se volvieran de uso cotidiano en nuestro país.
Siempre fue muy gracioso y también muy tímido. Para vencer su timidez hacía bromas en el colectivo de la línea 39; eventualmente participó de un concurso y lo ganó, pero por miedo a la reacción de su familia usó un nombre falso.
Su padre estaba escuchando la radio, pero no lo reconoció. Pronto recuperó su propio apellido, apenas modificado, y comenzó a trabajar en la radio.
Durante toda su vida tuvo éxito, hizo reír desde sus primeras incursiones y en 1958 integró el famoso trío cómico Balá, (Jorge) Marchesini, (Alberto) Locati. Presentado por Antonio Carrizo en Radio El Mundo, el grupo tuvo gran popularidad hasta 1960.
Su carrera individual se afirmó con gran solidez en los medios. Escribieron para él Gerardo Sofovich (Balamicina), Abel Santa Cruz (El soldado Balá), Aldo Cammarota (El flequillo de Balá), Mesa, Basurto y Garaycochea (El clan Balá) y muchas otras firmas de renombre a lo largo de su extensa trayectoria. Hizo Balabasadas en el programa Sábados Circulares de Nicolás Mancera y tuvo su propio circo (El circo mágico de Carlitos Balá). Mientras tanto, comenzó su filmografía.
A partir de Canuto Cañete, conscripto del siete, que tuvo diferentes versiones, participó en 18 películas: El tío disparate, Esto es alegría y Qué linda es mi familia, entre otros.
Carlitos Balá fue uno de los artistas más queridos del público y especialmente los nenes de unas cuantas décadas. Inventó el “chupetómetro”, una especie de construcción donde se invitaba a los chicos a abandonar el chupete.
Sus frases son marcas registradas del humor nacional y muchos las usan en cualquier oportunidad. Algunas de ellas son: “¿Qué gusto tiene la sal? Salado”; “Ea-ea-ea-pe-pé”; “Mamá ¿cuándo nos vamo’?”; “Está un kilo y dos pancitos”; “Más rápido que un bombero”; y “Sumbudrule”.
Estas frases y muchas más están incluidas en el libro Aquí llegó Balá: la fabulósica vida de Carlitos, donde se cuenta su vida, infancia, juventud y su consagración como artista popular.