Por Roberto Blanco Macor, de FMLaMarea
“Yira que te Yira a través de la ciudad…”, palabras iniciales en forma de tango que daban el pie hace exactamente 50 años al primer capítulo de una de las telenovelas mas exitosas de la historia de la televisión argentina, que emitió su primer capítulo el 7 de marzo de 1972.
“Rolando Rivas, Taxista”, la creación única de Alberto Migre, fue en ese momento la tira de mayor audiencia de la televisión nacional con picos de 75 puntos de rating, y que consagró definitivamente a la pareja central: Claudio García Satur y Soledad Silveyra.
La novela marcó una época y aún hoy es recordada por quienes peinan canas, y que de la mano del padre de las telenovelas, logró no sólo que la mujer quedara pegada al televisor, sino que por primera vez el hombre, siempre reacio a las “novelas rosas”, se hiciera presente frente a la pantalla de blanco y negro.
La historia del taxista de barrio, amiguero y enamoradizo y la chica millonaria que se obnubilaba por el porteño pícaro y seductor, fue un cóctel explosivo que centralizó la atención de los espectadores, todo los martes desde las 22:00
Durante un año, el primero, Rolando Rivas y el amor por Mónica Helguera Paz explotó como historia y dejó una marca definitiva en las carrera de Satur y Silveyra.
Fue también la primera telenovela filmada en exteriores con escenarios naturales y cámara de 16 milimetros y equipos completos de TV enb calle con la dirección del recordado director Roberto Denis.
La historia era potente con escenas de mucha pasión para su época, besos en serio y no de “novela” y ese olfato genial que tenia Migre para el costumbrismo y la actualidad, en años de alto contenido político.
Muchos aún recuerdan el personaje de la cuñada de Rivas, encarnado por Leonor Benedetto, quien vivía en la misma casa familiar y acosaba al taxista mientras esperaba el retorno de su pareja, un militante que estaba en la clandestinidad por sus ideas políticas.
Rivas tenía sus amigos del café, “Cortito”, “Malena” y otros, una novia de barrio eterna, Teresa, (Mabel Landó) , una hermana mayor castradora y celosa (María Eelena Sagrera), además de una amante (Doris del Valle), que sin saberlo, era la madrastra justamente de Helguera Paz.
La historia tuvo un final feliz la fin de la temporada, pero el regreso de la tira en 1973 mostró el fracaso del matrimonio de Rolando y Mónica y la aparición de la vecina viuda (Nora Cárpena) y su inolvidable hijo (Marcelo Marcotte), en otra vuelta de tuerca para una historia de amor.
Inolvidable recuerdo de cuatro décadas de Rolando Rivas, el taxista del Siam Di Tella que cada tanto llevaba personalidades en su coche y la canción que contaba historias tan nuestras…”Taxi libre, ¡ya lo sé!, al banco provincial que hoy vence el pagaré…Taxi libre, ¡ya lo sé!, a la General Paz, conozco ya ese hotel..