Las autoridades del centro financiero de China, Shanghái, están haciendo lo posible para mejorar la distribución de alimentos y productos esenciales a los residentes confinados por el rebrote de Covid-19.
El descontento de la población no para de aumentar, al punto que se compartieron diversos videos en las redes sociales, en los cuales se oyen gritos desgarradores de los rascacielos.
En el video compartido, según el epidemiólogo Eric Feigl-Ding, “el narrador se preocupa de que haya grandes problemas. En dialecto shanghainés, predice que la gente no podrá aguantar mucho más y adelanta que puede suceder una tragedia”.
Sin importar las advertencias médicas sobre el grado de infección de la variante Ómicron que no puede ser eliminada con confinamientos, el video muestra las medidas del régimen chino que decidió someter a toda la ciudad a una cuarentena.
Es decir, solo pueden salir una vez al día para comprar alimentos. Y, además, los niños infectados son separados automáticamente de sus padres.
Aunque el número de casos de Shanghái sigue siendo pequeño en comparación con los estándares mundiales, la ciudad se convirtió en un banco de pruebas para la estrategia de “limpieza dinámica” de China, que pretende analizar, rastrear y poner en cuarentena de forma centralizada todos los casos positivos y los contactos cercanos.
Además, la ciudad más poblada de China no indicó aún cuándo se levantarán las medidas. Y aquello alimentó la incertidumbre y llevó a las empresas y los economistas europeos a advertir del creciente impacto que están teniendo en su economía y en su atractivo como centro financiero internacional.