El inevitable “tormentone”, como lo llaman, de la renuncia del Papa argentino, se potenció cuando Jorge Bergoglio rindió homenaje esta mañana ante la tumba del Papa Celestino, el pontífice que renunció voluntariamente a su pontificado el 13 de diciembre de 1294.
Francisco no mencionó nunca el tema de su dimisión durante las horas que permaneció en L’Aquila, la capital de la región de los Abruzos, a un centenar de kilómetros de Roma, que el pontífice recorrió en helicóptero ida y vuelta desde el Vaticano.
Miles de personas se reunieron para participar de la fiesta de la Perdonanza, que creó Celestino V durante los escasos cuatro meses y medio que duró su pontificado, que el monje eremita aceptó a regañadientes.
La Perdonanza estableció por primera vez las indulgencias plenarias a los participantes de la celebración religiosa. En más de siete siglos, la fiesta ha seguido siendo celebrada.
Que el papa Francisco haya decidido viajar justo ahora a L’Aquila cuando está por cumplir en marzo próximo diez años de su pontificado y la hipótesis de su dimisión es “vox populi”, no permite decir que se trata de una casualidad.
Mucho más cuando la escapada a L’Aquila obligó al Papa argentino a hacer un día de pausa en el Consistorio que convocó para crear 19 nuevos cardenales y hacer votar a los 197 purpurados presentes la canonización de dos nuevos santos.
El Consistorio examinará este lunes y el martes la reorganización de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia, materializada en la Constitución Apostólica “Predicad el evangelio”.
Francisco ha reiterado varias veces que su dimisión no está a la orden del día. El tema se planteó por los dolores intensos que sufre en la rodilla derecha por una artrosis que se origina en viejos problemas en la cadera de los que fue operado en Buenos Aires en 1994.
Los médicos aconsejaron una operación para colocarle una prótesis, pero el Papa rechazó la idea por las dificultades que sufrió con la asimilación de la anestesia que le suministraron cuando fue operado por una infección de divertículos en el intestino grueso hace más de un año, que obligó a extirparle 30 centímetros de masa intestinal.