Con una coreografía y una pompa espectaculares, dignas del momento, con trompetas, salvas de cañón, guardias reales ataviadas con sus coloridos uniformes y gorros de piel de oso, gran simbolismo, Carlos III -que al morir la reina Isabel automáticamente pasó a ser rey-, fue proclamado hoy oficialmente nuevo monarca del Reino Unido.
Salvo la presencia de centenares de personas con sus celulares levantados -que daban cuenta de que estamos en el siglo XXI-, la ceremonia siguió todos los cánones dispuestos para la ocasión desde hace más de 300 años.
De hecho, parecía haber vuelto atrás, al 1700, al siglo XVIII.
En una mañana húmeda y gris y seguramente única, todo ocurrió en el Palacio St. James, antigua residencia de los reyes que queda muy cerca de Buckingham.
Y culminó cuando, a las 11 hora local, desde el balcón del Friary Court, un funcionario conocido como el Rey de Armas Principal de la Jarretera, leyó ante el público la proclamación de Carlos Felipe Arturo Jorge como nuevo rey, Carlos III, acompañada por el grito: “¡Dios salve al rey!” y tres hurras.
“Tres hurras por su majestad, el rey. Hip-Hip…”, dijo dos veces y en cada una de ellas, tres en total, la guardia respondió “Hurra” mientras levantaba sus gorros de piel de oso por encima de la cabeza y bajaba sus armas.
Acto seguido, en un clima más que solemne, una banda formada por soldados de la guardia real puso el broche de oro tocando el himno nacional en su nueva versión: God Save The King (“Dios salve al rey”).
Por su parte, la muerte de Isabel II a los 96 años , después de más de 70 años en el trono, provocó hoy un primer milagro: por primera vez desde el Megxit, los dos hermanos e hijos del nuevo rey, Carlos III, volvieron a ser vistos juntos, junto a sus respectivas mujeres, Kate Middleton y Meghan Markle.
La aparición se dio esta tarde, poco después de que Buckingham Palace confirmara que el funeral de Estado de la reina Isabel finalmente será el lunes 19 de septiembre, cuando las dos parejas aparecieron en una de las entradas del castillo de Windsor para observar las montañas de ofrendas florales que siguen dejando allí centenares de súbditos, para rendirle tributo a la difunta reina Isabel II.
Todo el mundo sabe que las dos parejas están distanciadas desde que los duques de Sussex dejaron sus deberes reales y se mudaron a Estados Unidos, en marzo de 2020.
Y su aparición, los cuatro, en público -vestidos todos de riguroso negro, ellas con sobrios pero elegantes vestidos y ellos, de traje-, pareció marcar una “tregua” en medio de la “guerra fría” familiar.
Quien pareció lanzar una rama de olivo fue ayer el flamante rey Carlos III, padre de William y Harry, cuando, en su primer discurso mencionó a los Sussex y su amor por ellos.