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viernes, abril 19, 2024

Canotaje: Agustín Vernice hizo historia, corrió la final de K1 y se llevó diploma olímpico

El argentino Agustín Vernice culminó en la octava posición en la final A de la modalidad K1 1000 metros de canotaje de velocidad de los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

El palista bonaerense, de 26 años, terminó último en la competencia decisiva, con un registro de 3m. 28s. 503/1000 para recorrer la distancia estipulada en el Canal Sea Forest de la capital japonesa.

El oriundo de la ciudad de Olavarría terminó a 143 milésimas del séptimo clasificado, el australiano Thomas Green.

La medalla de oro quedó para el húngaro Balint Kopasz, quien estableció nuevo record olímpico con un tiempo de 3m. 20s. 643/1000. Su compatriota, Adam Varga, obtuvo la presea de plata con un registro de 3m. 22s. 431/1000, mientras que el bronce correspondió al portugués Fernando Pimenta, con 3m. 22s. 478/1000.

El deportista formado en el club Estudiantes de Olavarría, doble medallista Panamericano, arrancó muy bien la competencia y en los primeros 150 metros asomó en el liderazgo, a partir de un comienzo prometedor.

Sin embargo, a medida que fue avanzando la carrera, el ritmo de Vernice decreció y sus competidores fueron consolidándose para extraerle diferencias e ir ganando posiciones.

El bonaerense pasó sexto en las líneas demarcatorias de los 250 y 500 metros, mientras que se ubicó séptimo en los 750.

El argentino había logrado meterse en la final, tras clasificarse cuarto en la semifinal número 2, con un tiempo de 3m. 24s. 734/1000.

El representante nacional del canotaje de velocidad conquistó dos medallas de oro en los últimos Juegos Panamericanos Lima 2019 (K1 1000 y K2 1000, junto a Manuel Lascano).

El kayakista bonaerense también consiguió el título en el Mundial Sub ’23 de Pitesti (Rumania) en 2017. Además obtuvo un séptimo puesto en República Checa (2017) y un noveno en Hungría (2019), en sendos certámenes Senior.

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Al final de la carrera, el argentino hizo un análisis de su participación, y se mostró un poco desencatado con la estrategia empelada en la prueba decisiva.
Estoy un poco caliente. Veníamos en busca de más, aunque conseguir la final es un gran logro y consideraba que ese era el objetivo”, analizó en el diálogo con TyC Sports en Tokio, minutos después de terminado el esfuerzo mayúsculo que lo llevó al 8° puesto de la final.

Fuera de ello, no ocultó para nada la alegría. “Ojalá que esto sirva a los demás para saber que solo se necesitan convicción, trabajo duro y ganas””, agregó.

Con 26 años recién cumplidos en julio -a poco de viajar-, tiene en su palmarés el bicampeonato en Lima 2019 (K1 y K2, ambos de 1000m), pero había valorado que “llegar a una final del mundo (en este caso olímpica, equivalente) puede ser igual de meritorio que una medalla panamericana”. Más todavía después de 15 meses sin competir ante la pandemia.

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