El presidente Alberto Fernández allanó el camino para que el fundador del PRO conteste las preguntas del juez Martín Bava.
Antes de partir a Roma rumbo al G-20, el jefe de Estado firmó el decreto para que se releve a Macri del secreto de Inteligencia.
“Relévase al ingeniero Mauricio Macri de la obligación de guardar secreto y confidencialidad, en los términos de la Ley Nº 25.520 y en el marco de la causa Nº 8559/20 en la cual resulta imputado, y que tramita en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la Ciudad de Dolores, Provincia de Buenos Aires”, señala el único artículo del decreto que Fernández firmó pasadas las 20, minutos antes de dirigirse rumbo a Ezeiza. El texto fue difundido por colaboradores de la flamante portavoz de Presidencia Gabriela Cerruti.
A la misma hora, el Ejecutivo envió la contestación del oficio solicitado por el juez Bava junto a una copia del decreto.
Luego de la fallida indagatoria al ex presidente, el magistrado había solicitado formalmente a la Casa Rosada que tomara una decisión respecto del secreto de Inteligencia.
Entre los considerandos del decreto, el Presidente expuso que fue el propio Macri quien había solicitado que se lo relevara, por lo que su decisión serviría para garantizar el pleno derecho de la legítima defensa.
La secretaria Legal y Técnica Vilma Ibarra fue la encargada de estudiar el marco legal para el decreto del Presidente; una situación de la que a priori no existían idénticos antecedentes legales.
El viaje de Fernández a Italia para participar de la cumbre de jefes de Estado del G-20 aceleró la decisión.
Cristina Kirchner quedará en el ejercicio de la presidencia. Sin embargo, según la ley de Inteligencia (25.520) la ex mandataria no podría haber tomado la decisión de relevar a Macri, una opción que inevitablemente hubiera quedado atravesada por la coyuntura política. La responsabilidad entonces volvió a recaer en el Presidente.